La universalización en la venta de
servicios conlleva una supuesta cercanía tarifaria en los mismos que no acaba
de convencer a quienes los ofrecen. Tarifas en teoría baratas que
multiplicadas por cientos de miles de clientes (por cientos de millones a veces)
no acaban de convencer a los productores porque eso de "mayorear" y
tener que cifrar muchísimas ventas para generar esos enormes beneficios es un
esfuerzo mucho más pesado que vender a precios más altos y percibir antes el producto de la operación, y eso ya no cuela.
Asistimos a la invención de nuevos estilos y
tipos de peajes, tasas, comisiones, etc., creados para incrementar el
coste de un producto o servicio, -sin que tal parezca- y que además se combina y
aparece -curiosamente- en distintos agentes que -supuestamente- hasta se hacen
competencia. Ya en su día, los líderes de esto, los bancos, nos sorprendían con un
sinfín de conceptos con los que "trincar" unos euros de los
clientes, según escenarios u operaciones. Posteriormente fueron las
telefónicas que -ya sin trampa ni cartón- se ponían en la tasa de cascarte
aquellos céntimos más por minuto, (o por establecimiento de llamada), -"por
decreto"- como excusa para imponernos las bondades futuras de las tarifas planas que luego nunca lo son. Sobre las operadoras de
telefonía habría para una tesis, pues han sabido zumbarnos -porque sí- 5 € más al mes en lo que antes iban a ser sus tarifas planas de
acceso a redes de datos que parece nunca acabasen de amorizar, pero en fin.
En el plano del ocio digital -la que se está liando a nivel planetario con el fenómeno conocido como "e-Sport"- (en donde habría que exigirles a los productores de videojuegos poder elegir la conveniencia de jugar online si a uno le apetece), ya es de traca. Compras un juego y debes contar con una conexión de banda ancha (lo suficientemente ancha) y, ¡lo mejor!: Has de pagar, aparte de la carretera
que abonas mes a mes al operador de tu internet, el acceso a los servidores del creador
del juego. CINCUENTA (50) eurazos al año, por jugador. ¿Multiplicamos
y vemos a cuántos ceros llegamos sólo en España?
Y lo peor, es que en breve podemos encontrarnos en que los distintos generadores de esos videojuegos o aplicaciones o canales o servicios que se instalan en esa misma carretera del ancho de banda que seguimos ebonando mes a mes, acaben estableciendo sus particulares peajes, ad maiorem Dei gloriam.
Lo que ya llega es la comisión por recarga en la ORA, donde los gurús en su día NOS REGALABAN una app para que desde el móvil pagásemos el ticket y desde donde se puede recargar directamente desde nuestra tarjeta de crédito.
Y lo peor, es que en breve podemos encontrarnos en que los distintos generadores de esos videojuegos o aplicaciones o canales o servicios que se instalan en esa misma carretera del ancho de banda que seguimos ebonando mes a mes, acaben estableciendo sus particulares peajes, ad maiorem Dei gloriam.
Lo que ya llega es la comisión por recarga en la ORA, donde los gurús en su día NOS REGALABAN una app para que desde el móvil pagásemos el ticket y desde donde se puede recargar directamente desde nuestra tarjeta de crédito.
No han aplicado una tarifa mensual por el uso de la app. No le han aplicado un coste por adquiri la misma, no. Han INSTAURADO, -otra vez por real decreto-, UN RECARGO DEL 10% EN CADA RECARGA que hagan los usuarios del sistema desde esa app. Un 10% que el usuario ya nunca verá en su cuenta de ORA.
Lo mejor es que en el caso de
La Coruña, el la ORA es una concesión municipal, y nuestros munícipes
gobernantes de la marea atlántica (eso que auto proclaman de gente
de lo común, los anti casta, los únicos puros y honestos anti amiguismos conocedores de las
circunstancias éticas aplicables en el Olimpo Social) ni están ni son esperados
en un asunto que, -como todo asunto-, los desborda por falta de experiencia en
el mundo real, en negociación, en gestión (que no digestión) en la concepción y estudio
de contratos, servicios, proyectos, etc., etc., etc.
Poco más se puede decir. Un 10% escondido (¿sería un tapadillo?). A lo mejor es que esos munícipes que hace poco nos vendían "remunicipalizar" la ORA en A Coruña, (presumiendo de revolcar a público lo privado), están ahora penetrando en ese mundo nuevo del lado oscuro -a lo mejor no tan desconocido para algunos de ellos- del neoliberalismo telemático recaudador, imaginando su futuro de control global del personal y de los servicios municipales y de recaudación, pero al estilo Orwell, aunque de trasvase oculto desde lo público a lo privado.
Dónde está la competencia, (no la de los munícipes, que esa ya no la busco), sino la de poder escoger desde qué app pagar la ORA, por ejemplo. O una app desarrollada desde un servicio municipal y que sea de obligada oferta a la concesionaria que obtenga el negocio muncipal, en la que no sea posible la aplicación arbitraria de este abuso.
En dos palabras: INTOLERABLE
Dónde está la competencia, (no la de los munícipes, que esa ya no la busco), sino la de poder escoger desde qué app pagar la ORA, por ejemplo. O una app desarrollada desde un servicio municipal y que sea de obligada oferta a la concesionaria que obtenga el negocio muncipal, en la que no sea posible la aplicación arbitraria de este abuso.
En dos palabras: INTOLERABLE
0 comentarios:
Publicar un comentario